Don Bosco y el bicentenario de su nacimiento

Hablar y escribir de Don Bosco es una tarea algo difícil. No por faltar información o porque su vida fuera un misterio. Todo lo contrario, lo difícil es encontrar qué no hizo Don Bosco. Su vida es una alabanza a Dios, en el diario trajinar, en el compartir el pan, en la alegría de los juegos, en la oración de cada mañana.

Desde años atrás, se ha preparado la gran fiesta, sí la gran fiesta, pues el 16 de agosto de este año, todos aquellos que de alguna forma nos sentimos salesianos, celebraremos el cumpleaños 200 de aquel niño que nació en un pueblito  llamado I Becchi, que a los dos años quedó huérfano de padre y que su soporte mayor fue su madre Margarita.

Su hermanastro Antonio le hizo la vida de "cuadritos", no quería que estudiara y que todo el tiempo trabajara, pues eran tiempos muy difíciles para Italia y aún más para los campesinos.

Hazte fuerte y robusto y humilde fue el mensaje que le dejó la Señora del famoso sueño de los 9 años, el mismo que se repetiría varias veces y que tan solo al terminar su vida lo comprendió.

Niños y jóvenes fueron su inspiración, su dedicación de horas robadas al sueño, de luchas por conseguir dónde permanecer, qué hacer.

Un fiel amigo tuvo en un perro, el Gris, muchos dirán que era su ángel de la guarda que de muchos peligros lo libró.

Pero necesitaba ayudantes para seguir trabajando y fundó la Congregación Salesiana (en honor a san Francisco de Sales), de allí salieron santos, cardenales, obispos, coadjutores, exalumnos, cooperadores...
dibujo de Eduardo Delgado

El Papa, reyes, condes, condesas, gente de poder, el pueblo le dio su último adiós el 31 de enero de 1888.

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